jueves, 13 de octubre de 2011

1ro de secundaria TEMA 1 JESÚS NOS MUESTRA A DIOS A QUIEN LLAMA ABBÁ

Jesús nos muestra a Dios a quien llama ABBÁ

(Prof. Jesús Chávez S.)

Hola muchachos que bueno que hayan regresado al colegio luego de una semana de descanso. Ya sonreiré al verlos estos días en la clase…Este nuevo bimestre se inicia con temas dedicados al Padre de Jesús, que es también nuestro Padre, nuestro Dios. Desde la antigüedad la cultura judía había entendido a Dios como algo lejano, pero en las palabras y obras de Jesús esa idea queda totalmente borrada, porque Jesús nos ofrece vivir una experiencia singular de Dios. A continuación te ofrezco unas ideas para la reflexión.

1. JESÚS NOS OFRECIÓ UNA NUEVA EXPERIENCIA DE DIOS

Para el judaísmo antiguo, Dios es ante todo “el Señor”, el que siempre está por encima de nosotros, el Todopoderoso. Para Israel, Yavé es el único y verdadero Dios. Jesús tiene fe en todo ello. Él es un verdadero israelita. Pero su fe se adentra de tal modo en el ser de Dios que no se queda pensando en Dios como el DUEÑO Y SEÑOR DE LA CREACIÓN, el respeto a Dios como SEÑOR será un elemento esencial en la predicación pero no es su centro. Para Jesús, Dios es Señor pero ante todo ES PADRE.

Ya en el Antiguo Testamento se habla de Dios como Padre, pero con Jesús esta paternidad recibe acentos nuevos. La experiencia de Jesús ante Dios es totalmente original. Cuando Jesús habla de Dios quedan superadas todas las creencias del Antiguo Testamento.

La vida de Jesús, sus actitudes, sus amistades, sus compromisos, todo en él se halla animado de tal manera por la realidad "Dios", que adquieren un estilo y originalidad que resultan sorprendentes para los que tratan con él: "¿quién es éste?" dicen algunos cuando lo escuchan hablar. (Lc 8,25). Es imposible comprender a Jesús y su mensaje sin conocer al Dios en el que creyó y del que se dejó penetrar hasta las últimas consecuencias. Es que como dije la última clase: CUANDO UNO ESTA ENAMORADO DE ALGUIEN, CUANDO UNO AMA CON TODO SU CORAZÓN A ALGUIEN SÓLO HABLA DE ESA PERSONA  y eso le pasó a Jesús.

Para Jesús lo principal no es la palabra "Dios", sino los hechos que hacen presente al hombre la realidad "Dios". El nunca se enreda en "palabrerías" teológicas, ni en oraciones vacías de sentido (Mt 6,5-8). Jesús nunca se sirvió de teorías sobre "Dios" para adoctrinar a sus oyentes, sino que se refería a él en situaciones concretas, haciéndonos entender los signos de su presencia entre nosotros. Por ejemplo con la caridad, con la sanación, con la saciedad del hambre en la multiplicación de los panes, etc.

No enseñó ninguna doctrina nueva sobre la paternidad de Dios. Lo original en él es que invoca a Dios como Padre en circunstancias nuevas. Lo que hay de nuevo en el caso de Jesús es que invoca a Dios como Padre interesado en la liberación de sus hijos. El designa a Dios como el que rompe toda opresión, incluso la opresión religiosa: actuando él mismo, como transformador de las leyes religiosas judías. Así deja ver la presencia bondadosa del Padre. Esta original experiencia de Dios lo lleva a un enfrentamiento con los adoradores judíos de Dios. Para los escribas y fariseos Jesús era un blasfemo porque cuestionaba el Dios de los judíos, la función templo y sobretodo de las leyes religiosas.

Jesús no ve a Dios encerrado dentro del templo, ni tampoco como un ser estrcito que busca el cumpliemiento exacto de ritos o leyes. El no anuncia al Dios oficial de los fariseos (parábola del fariseo y del publicano), ni al Dios de los sacerdotes del templo (parábola del buen samaritano), sino a un Dios que es cercano y familiar, al que se puede acudir con la confianza de un niño. Es el Dios que nos sale al encuentro en todo lo que sea amor verdadero, fraternidad. El Dios que prefiere estar entre los marginados de este mundo, y rechaza a los que ocupan los primeros puestos en esta vida. ojo que Jesús nos rechaza las leyes judías que hablan de Dios, sino las ajusta más a la realidad de Dios.

El Dios Padre que nos  presenta Jesús es un Dios entendido como Loco o raro por las autoridades religiosas judías. Jesús sustituye la fidelidad al Dios de la ley por la fidelidad al Dios del encuentro, la liberación y el amor.

Siente profundamente a Dios como padre de infinita bondad y amor para con todos los hombres, especialmente para con los ingratos y malos, los desanimados y perdidos. Ya no se trata del Dios de la ley que hace distinción entre buenos y malos: es el Dios siempre bueno que sabe amar y perdonar, que corre detrás de la oveja descarriada, que espera ansioso la venida del hijo difícil y lo acoge en el calor del hogar familiar. El Dios que se alegra más con la conversión de un pecador que con noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.

Toda la vida de Jesús se apoya en esta nueva experiencia de Dios. El se siente tan amado por Dios, que ama como Dios ama, indistintamente a todos, hasta a los enemigos. El se siente de tal manera aceptado por Dios, que acepta y perdona a todos.

Jesús encarna el amor y el perdón del Padre, siendo él mismo bueno y misericordioso para con todos, particularmente para con los desechados religiosamente y desacreditados socialmente. Así concreta él el amor del Padre dentro de su vida. por cuando el apóstol Felipe le pide que les muestre al Padre Jesús le responde… QUIEN ME HA VISTO A MI HA VISTO YA A MI PADRE.

Jesús durante su vida terrena invitó incesantemente de palabra y de obra, a creer en este Dios, para el que "todo es posible" (Mc 10,27). Basado en la experiencia de su Padre presenta y ofrece a los hombres una esperanza segura.

Si no tomamos en cuenta lo que Jesús nos explica con palabras y obras acerca de su Padre, la imagen de Dios  que tenemos en nuestra mente quedaría mutilada, su mensaje debilitado y la adoración que debemos darle no tendría sentido de ser dada. Por sólo se adora a quien es siendo absoluto amor no hace más que amar con todo su ser.

2. PARA JESÚS DIOS ES ABBA

En tiempo de Jesús se había oscurecido bastante la imagen de Dios. La gente no se atrevía ni siquiera a pronunciar su nombre. Dios era "el Innombrable". Los contemporáneos de Jesús se dirigían normalmente a Dios en tono solemne, acentuando siempre la distancia entre él y los hombres. Pero como acabamos de ver, Jesús supera y clarifica definitivamente la imagen de Dios. Esta superación alcanza su máximo punto en el hecho de que Jesús se dirige a Dios llamándole "Abbá".

En su oración, Jesús no llama a aquel a quien se dirige con el adjetivo “DIOS” a no ser que citara palabras textuales del Antiguo Testamento, como en Mc 15,34. El siempre llama a Dios como Padre. Y, según parece, lo hacía usando la palabra aramea "abbá".

Algunas veces en el Antiguo Testamento aparece la palabra "Padre" referida a Dios. Pero muy pocas veces. Y cuando los judíos la usaron, fue siempre en un clima de sumo respeto y majestad, añadiéndole títulos divinos ostentosos. Además, en estos casos, cuando a Dios se le llamaba Padre, se referían siempre a la paternidad divina que este tiene sobre todo el pueblo de Israel (Jer 31,9; Is 63,16). Pero no existen pruebas de que una persona en especial lo invoque como Padre… esto lo hacía todo el pueblo. El único caso registrado de alguien que llamó a Dios como Padre es JESUS.

De ahí que la originalidad de la costumbre de Jesús es doble: Es la primera vez que encontramos una invocación al Padre hecha por una persona concreta en el ambiente palestino, y es también la primera vez que un judío al dirigirse a Dios lo invoca con el nombre de "Abbá". Este es un hecho de suma importancia. Mientras que en las oraciones judías no se nombra ni una sola vez a Dios con el nombre de Abbá, Jesús lo llamó siempre así.

Abbá era la palabra familiar que los niños judíos empleaban para dirigirse a sus padres. Más o menos corresponde al "papito" castellano o al "yaya"  en quechua. Sin embargo es tan en cada idioma las palabras tienen un mayor significado… en ese sentido ABBÁ expresa de una manera infinitamente cariñosa las cualidades de este PADRE – DIOS…

ABBÁ SIGNIFICARÁ ENTONCES PAPITO O PADRE INFINITAMENTE AMOROSO.

Invocar a Dios como Abbá constituye una de las características más seguras del Jesús histórico. Abbá pertenece al lenguaje infantil y doméstico, un diminutivo de cariño, utilizado también por los adultos con sus padres o con los ancianos respetables. A nadie se le podía ocurrir usar con Dios esta expresión familiar; sería como una falta de respeto a Yavé. Y sin embargo, Jesús, en las oraciones llegadas hasta nosotros, se dirige siempre a Dios con esta invocación: Papito querido (Abbá). Nada menos que 170 veces ponen los Evangelios en su lengua aramea original esta expresión en labios de Jesús.

La familiaridad de Jesús con su Padre quedó tan grabada en el corazón de los discípulos, que la invocación "Abbá" se extendió rápidamente en el cristianismo primitivo. Los primeros cristianos adoptaron ellos mismos esta forma de orar de Jesús.

Abbá encierra el secreto de la relación íntima de Jesús con su Dios y de su misión en nombre de Dios. Jesús se dirigía a Dios como una criaturita a su padre, con la misma sencillez íntima, con el mismo abandono confiado.

Evidentemente Jesús conoce también los otros nombres dados a Dios por la tradición de su pueblo. No le asusta la seriedad, como muy bien puede verse en muchas de sus parábolas, donde Dios aparece como rey, señor, juez, vengador...; pero manteniéndose siempre bajo la inconmensurable bondad y ternura de Dios como Padre querido. Todos los demás nombres se le aplican a Dios pero Abbá es el que mejor le queda… podría decir que revela lo que él es… es su nombre propio.

A los contemporáneos de Jesús les resultaría inconcebible dirigirse a Dios con esta palabra tan popular, tan familiar. Era para ellos algo irrespetuoso. El que Jesús se atreviera a dar este paso, hiriendo la sensibilidad de su ambiente, significa algo nuevo e inaudito. El habló a Dios como un niño con su padre, con la misma sencillez, el mismo cariño, la misma seguridad, lleno de confianza, y al mismo tiempo de respeto y obediencia.

Llenos de confianza están los ruegos de la oración sacerdotal, la noche de su prisión: "Padre, ha llegado la hora... Ahora, Padre, glorifícame tú a tu lado... Yo voy a reunirme contigo. Padre santo, protege tú mismo a los que me has confiado... Que sean todos uno, como Tú, Padre, estás conmigo y yo contigo... Padre, tú me los confiaste; quiero que... contemplen esa gloria mía que tú me has dado... Padre justo..., yo te conocí, y también éstos conocieron que tú me enviaste... Que el amor que tú me has tenido esté con ellos" (Jn 17,1.5.11.21.24-26).

Especial mención merece la oración del huerto; la cuentan todos los evangelistas (Mt 26,39.42; Lc 22,42; Jn 12,27-29). Marcos se siente obligado a mantener en su escrito la misma palabra aramea usada por Jesús: Abbá! ¡Padre!: todo es posible para ti, aparta de mí este trago, pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú" (14,36). En este momento la confianza de Jesús en su Padre llega a su cumbre. Aquí no hay nada de un optimismo. En esta hora dramática, su Abbá, su Padre es el supremo y definitivo refugio de Jesús: llamarle "Abbá" en medio de la amargura de su angustia es algo verdaderamente inaudito y audaz. Jesús se atreve a pedirle verse libre del trance de la pasión, a pesar de haber visto antes que estos sufrimientos eran parte integrante del plan divino (Mt 16,21; Mc 8,31; Lc 9,22; 17,25). Afirma su sumisión a la voluntad del Padre, pero dando muestras de que él desearía verse libre del dolor. Esta audacia, que consiste en pedir que el Padre cambie su plan, se basa en su inmensa confianza en él. Jesús tiene tanta familiaridad con Dios que aun en la angustia y en el peligro permanece al mismo nivel. Le pide que cambie sus planes; pero acepta la negación de su petición, sin perder por ello su actitud de confianza.

Ya en el suplicio sabe pedir con sinceridad el perdón de sus verdugos: "Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen" (Lc 23,34). Y encomienda su espíritu en manos de su Abbá (Lc 23,46), pero no por ello sin dejar de preguntarle las causas de su aparente abandono (Mc 15,34).

En los temas siguientes seguiremos profundizando en la visión que tuvo Jesús sobre su Padre Dios. Ahora te invito a que prepares LA TAREA:



·         Elabora un cuestionario de 10 preguntas con sus respectivas respuestas para que sintetices las ideas que principales de este tema. Nos vemos en la clase.



Un abrazo. Prof. Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.